Una poderosa herramienta

Hace 13 meses mi vida se hizo un nudo, un nudo gigante, enorme.

Almudena Cid en «Caminar sin punteras para avanzar con equilibrio ante los giros de la vida» explica cómo su experiencia como deportista de alta competición le sirvió cuando el centro de su vida se desmoronó.

Mi vida también se ha desmoronado. Yo no soy deportista de alta competición pero tengo la suerte de tener a mi disposición una poderosa herramienta: Kundalini Yoga.

En marzo de 2018, por casualidad, asistí a un taller para combatir el estrés a través de la respiración. En aquella época hacía zumba dos veces por semana y creía que me sentaba muy bien porque me ayudaba a soltar todo el estrés que venía acumulando desde hacía años. Sin embargo, ese taller me hizo reflexionar.

Lo impartió Paola Petrelli (Siri Avtar Kaur, su nombre espiritual) quien daba clases de yoga en el polideportivo de la población donde vivo. Después de ese taller quise probar una de sus clases.

Recuerdo mi primera clase, y la sensación de «estar en casa». No tardé mucho en dejar las clases de zumba y sustituirlas por las de Kundalini Yoga. Un año después, un día en clase, Siri Avtar habló de una formación para ser profesores que nos permitiría profundizar más en esta práctica.

En marzo de 2020, justo cuando nos encerraron por la pandemia, inicié un viaje que desde el principio viví como maravilloso. No estaba equivocada.

En 2020 me formé como instructora de Kundalini Yoga (nivel 1 certificado por KRI); en 2021 me especialicé en yoga pre y post natal y en 2022 comencé el nivel 2.

El viaje que comencé en marzo de 2020 me ha llevado a cambiar hábitos y, especialmente en los últimos 13 meses, a vivir todo lo que el del Kundalini Yoga te aporta más allá de la esterilla y de la clase. Porque, como he dicho tantas veces en mis clases, el poder de esta práctica está en el día a día.

Y porque a mi me está ayudando mucho a desenredar el nudo quiero compartirlo contigo. ¿Quieres vivir tu propia experiencia? Escríbeme